La crítica destructiva tiene efectos negativos en las personas que las reciben. Aunque el propósito pueda ser bueno, este tipo de crítica pone a la defensiva a las personas, las pone en el plan de justificar su comportamiento, e incluso, pueden asumir el papel del contra ataque.
CÓMO ACABAR CON EL POTENCIAL HUMANO
Una forma de eliminar la capacidad de expresar el talento de una persona, o un grupo de personas es someterla a ambientes enrarecidos donde la crítica, el solo buscar lo malo, en magnificar las cosas que se pueden mejorar de una forma terrorífica, volverse alarmistas exagerando lo insustancial, minimizando lo bueno que se hace, puede dar al traste con el potencial de las personas y el propio potencial.
EL RECONOCIMIENTO ES UNA NECESIDAD EMOCIONAL
Es claro que las personas funcionamos mejor en ambientes donde se nos reconoce, se nos valora, se nos felicita, se exaltan nuestras capacidades, nuestras habilidades, el potencial humano. La posibilidad de la participación, el sentirse respetados, donde se validan los aportes, donde se puede funcionar sin ser juzgados, potencia y de qué forma, a las personas, que en ambientes de este tipo se sienten mucho mejor, y cuando las personas son validadas, esto fomenta el valor propio, la autoestima, el bienestar, y, en consecuencia, las personas actúan liberando su potencial
Esto es así en todas las áreas de la vida. En la vida afectiva con la pareja, en la vida familiar con los hijos, por supuesto, en la vida laboral, y en la vida social con los amigos.
LO CONTRARIO TAMBIÉN ES CIERTO
La evaluación, las auditorías, la supervisión se puede ejercer desde la mirada de “descubrir a las personas” haciendo algo mal, y una vez esto sucede, irse lance en ristre, ir “armados” desde la actitud de “destruir”, minimizar, lapidar, humillar, maltratar a la persona que, en cuestión, tiene una falla en su proceder. Cuando esto es así, los ambientes enrarecidos se fomentan, las personas no actúan igual, su potencial se va depreciando con el tiempo, hasta el punto que se da la “Profecía autocumplida”, dicho de otro modo, las personas van a terminar actuando en función de, en este caso, esas expectativas venenosas, lo cual termina por dar la razón a quienes solo buscan la falla, para proceder, y luego, culpar a las personas por su mal desempeño.
LA CONDESCENDENCIA UNA MALA CONSEJERA
Una distorsión del pensamiento es irse al blanco y Negro, a la dicotomía, al si no es esto, entonces debe ser aquello. Podría caerse en la idea por demás negativa que, si no se “critica, se señala” un comportamiento que hay que mejorar, entonces habría que ser indulgentes, permisivos, complacientes, y celebrar todo.
Ni más faltaba. Hay cosas que corregir, comenzando por nosotros mismos, pero lapidarnos con una crítica venenosa, ponzoñosa, no hace sino, agravar la situación, y limitar de qué modo, el potencial de las personas, el potencial personal.
Pero ser permisivos, sin poner límites, marcos de acción que se dejen claros desde un inicio, si no se lograr crear sistemas que faciliten la autoevaluación, o mejor como me gusta decirlo, la autovaloración, se puede caer en extremos tan dañinos como la crítica envenenada.
MIRANDO OTROS PUNTOS DE VISTA
Me gusta como lo plantea Goethe: “Trata a un ser humano como es y seguirá siendo lo que es. Trata a un ser humano como puede llegar a ser y se convertirá en lo que puede llegar a ser”
Por supuesto, desde un punto de vista estoico, no deberíamos dejar que la crítica nos moleste, más bien, deberíamos enfocarnos en lo que sí podemos controlar, que son nuestros pensamientos, nuestras palabras, nuestras reacciones. Séneca decía que “Si te ofenden, es tu propia opinión la que te ofende” De esto ya hablé en otro artículo. Acá te lo dejo. https://hectorleonardomora.com/elsufrimiento/
Pero es importante tener en cuenta los marcos de acción, las reglas, cuestión que lo planteaba magníficamente Don Miguel de Unamuno: “Se dice, y acaso se cree, que la libertad consiste en dejar crecer libre a la planta, en no ponerle rodrigones, ni guías, ni obstáculos; en no podarla. ¡Necedad! La libertad es otra cosa. Es saber elegir, es saber renunciar, es saber cuándo hay que poner rodrigones, cuándo hay que podar, cuándo hay que guiar, cuándo hay que estorbar”
Potenciar las capacidades de las personas, y las propias implica pensar objetivamente, discernir, saber elegir, necesita responsabilidad, tomar decisiones conscientes, en función de lo que libera las capacidades, la realización personal, y no que las limiten y las empobrezcan.
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**Este artículo tiene fines informativos y reflexivos. Las ideas aquí expuestas provienen de la experiencia y visión del autor y deben considerarse como una invitación a la introspección y no como una verdad absoluta. Cada persona y contexto requiere un abordaje particular.