Libertad sí, pero para qué…
¿Para hacer lo que quieras, para hacer lo que se te venga en el regalado deseo, para disfrutar de la vida plenamente, la vida es una sola, no sabemos cuánto nos va a durar, vivíamos, disfrutemos hoy que mañana no sabemos?
La libertad en muchas ocasiones se interpreta como la ausencia de límites, de barreras, de condiciones, ser libre para disfrutar, en una especie de hedonismo que nos lleva al libertinaje
Pero es importante comprender que la libertad de actuar, de hacer lo que yo quiera, implica causas, y todas las causas trae aparejadas consigo, las consecuencias
Por supuesto que una persona puede elegir el despilfarro, quejarse constantemente, perecear, irresponsabilidad, gastar, la gratificación instantánea, entre tantas más, pero estas conductas son acciones, que traerán consecuencias.
Cuando estas conductas se vuelven el estilo de vida de una persona, las consecuencias aparecerán.
Curiosamente la disciplina, la autogestión, el autodominio parecen ser valores de la conducta que no gozan de mucha popularidad. Se puede llegar a pensar que estos valores de la conducta en lugar de hacernos libres, lo que nos hace es limitarnos, amarrarnos de manos, no nos dejan vivir plenamente.
Don Miguel de Unamuno lo expresa del siguiente modo:
Se dice y acaso se cree, que la libertad consiste en dejar crecer una planta, en no ponerle rodrigones, ni guías, ni obstáculos, en no podarla, obligándola a que tome esta u otra forma, en dejarla que arroje de por sí, y sin coacción alguna, sus brotes y sus hojas y sus flores. Y la libertad no está en el follaje, sino en las raíces, y de nada sirve dejarle al árbol libre la copa y los cielos abiertos de par en par los caminos del cielo, si sus raíces se encuentran, al poco de crecer, con dura roca impenetrable, seca y árida o con tierra de muerte
La libertad para crecer, para desarrollarnos como seres humanos implica ser disciplinados, necesita de voluntad, autorregulación, autodominio, estos valores de la conducta son causas, y como tales, traerán también consecuencias.
La libertad no es libertinaje, la libertad sin como decía Don Miguel de Unamuno “sin rodrigones, sin guías” nos puede curiosamente llevar a la esclavitud, a ser víctimas de nosotros mismos, de nuestros propios caprichos que después nos pueden salir y muy caros en la vida.
La persona que degusta su propia libertad se autodirige, no cae derrotado frente a sus impulsos, por supuesto que una persona disciplinada puede ser feliz, disfrutar de la vida, gozar de la existencia, pero tiene claro las consecuencias de sus acciones, se cuida, actúa en función de valores que previamente a elegido, y bajo la tutela de principios de orden superior.
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