Tengo un amigo que ama leer (como yo). Tiene muchos libros. En alguna ocasión, en una visita que le hice con otros amigos, uno de ellos le pregunto: ¿Has leído todos esos libros?, Él le dijo: Sí y no.
Quizás anticipándose a la pregunta de, ¿qué quisiste decir?, dijo algo que llamó mi atención.
Yo no leo libros, leo páginas, leo en momentos, rara vez he leído un libro de una sentada, aunque lo he hecho, lo que hago generalmente, es leer un poco todos los días, varias veces al día. Y en ocasiones, le dedico un poco más de tiempo.
Esa historia de él me llamó la atención, por la forma en que nuestras percepciones afectan nuestro comportamiento, y cómo a veces ciertas percepciones, no nos permiten lograr avances significativos en la vida.
Y me refiero a la siguiente idea. CREEMOS que si no hay sacrifico, dolor, esfuerzo, trabajos herculinos, si no hay caminos disciplinados sufridos estoicamente, entonces, esa acción no merece la pena.
La idea “Sin dolor, sin sacrificio no hay ganancia”, es una creencia ampliamente aceptada, muy comentada, aplaudida, por lo que pensar en lo contrario, parece contradictorio, y choca con las creencias que se aceptan.
Así, grandes logros, cambios significativos requieren grandes dosis de esfuerzos. Esa percepción, esa creencia, nos lleva por sendas espinosas, plagadas de grandes obstáculos, y marcados en la mayoría de las ocasiones, de muchos abandonos.
Por ejemplo, cómo si no es a través de grandes esfuerzos se puede lograr:
– Una cultura laboral de excelencia
– Métodos de ventas efectivos que se sostienen en el tiempo
– Una cultura de servicio al cliente excepcional
– Liderazgo personal en el puesto de trabajo
– Manejo efectivo de las finanzas personales
– Cuidado de la salud personal
– Una vida significativa en pareja
– Hábitos de productividad
Por eso es que hay tantas personas que abandonan a mitad del camino, si no es que lo hacen antes.
Nada más ponte a pensar en los propósitos de año nuevo que se quedan allí, en el año nuevo, y a veces, ni siquiera alcanzan a sobrevivir el primer trimestre.
¿Qué hacer?
Cambia esa premisa básica que solo ve el todo, y que no lo descompone en sus partes.
Leer un libro de mil páginas puede parecer mucho si lo ves como un todo, y hasta desalentador, por lo que puedes ni siquiera comenzar a leerlo, o simplemente abandonar poco después de haber iniciado, pero, ¿puedes leer por lo menos una página diaria, o cinco minutos cada día?
La mayoría diría que sí.
Vamos a los adagios populares:
- Roma no se construyó en un día. Se construyó un día a la vez
- ¿Cómo te comes un elefante? De a bocado. No te lo comes todo de una sentada
- Una caminata de mil pasos, comienza con el primero. Y luego con el siguiente, y el siguiente.
El truco:
Haz mucho trabajo repetido, que no requieran mayor esfuerzo
- Es más fácil leer una página, que leer 100 de una sentada
- Es más fácil nutrir una relación con pequeños detalles de a diario, que hacer enormes esfuerzos por salvar una relación deteriorada
- Es más fácil conservar un cliente, que conseguir uno nuevo
Igual en el día a día. DESARROLLA EL HÁBITO DE SER PRODUCTIVO
No te revientes, no te asfixies, no pretendas morder más de lo que puedes masticar. Haz pausas, respira, estírate. Por muy ocupado que estés, hay cosas que no podrás literalmente hacerlas en un mismo día, tienes unos recursos limitados como es tu energía, tu capacidad de concentración, que se renuevan si te das un momento, si miras a lo lejos y descansas los ojos (Es en serio. Mira un punto en la distancia, y sabrás a qué me refiero) y luego, vuelve al trabajo.
Como decía La Tse:
» Proyecta lo difícil partiendo de donde aún es fácil. Todo lo difícil comienza siempre fácil. Todo lo grande comienza siempre pequeño. Por eso el sabio nunca hace nada grande, y realiza lo grande, sin embargo. El árbol de ancho, está ya en el pequeño brote. Un gran edificio se basa en una capa de tierra. El viaje hacia lo eterno, comienza ante tus pies»
Para terminar, te dejo esta frase: Es mejor muchos pocos, que pocos muchos.
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